Tienen futuro las opciones binarias

CFDs vs Futuros.


Los futuros y los CFD son dos de los instrumentos derivados de inversión más utilizados en el trading online , gracias a la amplia diversidad de opciones que ofrecen entre sus activos subyacentes, así como la posibilidad de operar con apalancamiento y, de esa manera, multiplicar los resultados de las operaciones. Aunque su característica más común es realizar operaciones con margen, cada uno de los dos derivados mencionados tiene particularidades que los hacen especialmente eficaces según el tipo de estrategia de inversión que estemos utilizando. Es por ello que ambos instrumentos comparten algunas características básicas:


Son productos derivados: esto significa que, a diferencia de las operaciones al contado ( spot ) o de compra y venta de activos como acciones o divisas, al operar con estos instrumentos no se está adquiriendo o vendiendo nada de eso. Al invertir en derivados sobre un determinado activo, se está especulando sobre la dirección en la que se moverá el precio de ese activo. Esto significa que, en ambos casos, será posible obtener una ganancia tanto si el precio de dicho activo sube como si baja. Tanto el trading de CFD como el de futuros permiten el apalancamiento, lo que quiere decir que es posible operar con más dinero del realmente disponible. La forma en la que funciona esta herramienta es a través de una multiplicación de la inversión real. Un operador, por ejemplo, puede disponer de una mínima parte de la inversión que desea realizar. De este modo, las ganancias se verán amplificadas, puesto que la rentabilidad se dará sobre una base de dinero mucho mayor. Sin embargo, existe también el riesgo de que las pérdidas sean mayores a las que el operador pueda afrontar.


CFD.


CFD son las siglas en inglés de Contract for Difference . Como se explica en el sitio “Qué es un CFD” un Contrato por Diferencias es un contrato mediante el cual dos partes acuerdan intercambiar la diferencia entre el precio de entrada y el precio de salida del activo subyacente sobre el que se ha establecido este instrumento. Si el operador cree que el precio del activo subirá, asumirá la posición de comprador de CFD. Mientras que, si cree que el precio bajará, por el contrario, venderá CFD.


El número de activos subyacentes sobre los que se puede comprar o vender CFD es enorme. Hoy en día es posible hacer trading online con CFD de:


Índices bursátiles. Valores. Materias primas: oro, petróleo, metales. Pares de divisas. Activos digitales (criptomonedas).


¿Dónde operar con CFD?


Básicamente, los CFD son ofrecidos por los brókers online e intermediarios financieros que, como AvaTrade, crean estos productos para ofrecérselos a sus clientes. Por eso, puedes encontrar opciones para operar con CFD en nuestro sitio y sacar provecho de las variaciones del mercado sin la necesidad de comprar o vender ningún activo.


Futuros.


Mientras que los CFD permiten invertir y especular sobre la dirección del precio de un activo sin un plazo definido, un futuro es un contrato por el que se acuerda la compra o venta de un activo en una fecha futura y por un precio determinado.


Al igual que los CFD, los futuros se pueden operar sobre una multitud de activos financieros, como divisas (Forex), acciones, índices bursátiles o materias primas. Por eso, muchos operadores también optan por este tipo de instrumentos, ya que también les permiten invertir en sus mercados preferidos sin la necesidad de grandes inversiones.


No obstante, la disponibilidad de estos activos no es tan grande como en el caso de los CFD. Por ejemplo, en el caso de las acciones, los valores que están disponibles para operar con futuros son mucho menos que los disponibles con CFD, y la operativa con futuros sobre valores se limita apenas a los más importantes.


Dicho esto, es notable remarcar que, aun así, los futuros son el instrumento más recurrido por los traders a la hora de invertir en los índices de las principales bolsas del mundo.


¿Dónde operar con futuros?


Los futuros se negocian en mercados oficiales y regulados, muy similares a los mercados de valores. La cotización de los futuros evoluciona de forma paralela a la de la cotización del activo subyacente (como los valores de refugio) en el mercado al contado. La diferencia entre la cotización del futuro y la del mercado spot o de contado suele ser un indicador que adelanta el sentido del movimiento del precio del activo.


Una vez definidos los CFD y los futuros, los compararemos en base a los siguientes criterios: – Precio y comisiones. – Liquidez y spread . – Tamaño de la operación. – Diversificación.


Grado de Vinculación.


En los futuros existe la obligación, tanto para el comprador como para el vendedor, de realizar la transacción del activo por el que se hizo el contrato por futuros (especialmente si se usa como cobertura). Esto, sin embargo, se lleva a cabo sin darle importancia al precio final que este activo tenga en el mercado al momento de expirar el contrato. El contrato, en última instancia, sirve como garantía de que la transacción se realizará de forma inversa una vez finalizado el plazo pactado.


En el caso de los CFD, en cambio, no existe tal compromiso. Al operarse únicamente sobre el comportamiento del precio, no existen colaterales al momento de cerrarse el contrato, por lo que el operador solo percibirá las ganancias o pérdidas al término de su operación.


De todos modos, es importante siempre tener en cuenta los riesgos que se asumen en el caso de recurrir al apalancamiento. Así como las ganancias se pueden multiplicar favorablemente, las pérdidas pueden llevar a que el trader asuma deudas indeseadas.


Precio y comisiones.


Normalmente, las comisiones diarias de los futuros suelen ser más bajas que las de los CFD, sobre todo cuando hablamos de los futuros sobre índices. Además, en el precio de los futuros están implícitos los intereses financieros, por lo que las ganancias o pérdidas serán netas.


En cambio, en los CFD, el interés financiero que se paga cuando se compra un contrato se paga por separado y suele ser mayor que el que se pagaría con un futuro equivalente.


Por otro lado, los futuros cuentan con tasas de apertura y ciertos requerimientos de capital iniciales mucho mayores según la naturaleza de los activos en el contrato, en especial de los activos financieros y las criptomonedas. Y, a fin de cuentas, este costo fijo inicial suele hacer a los CFD más atractivos para traders novatos o quienes dispongan de un capital bajo para operar.


Liquidez y spread.


En cuanto a liquidez, salvo en los futuros sobre índices, los contratos de futuros suelen ser menos líquidos que los CFD. Esta falta de liquidez puede dificultar el cierre de una operación con futuros antes de su vencimiento y se traduce, en todo caso, en spreads más elevados, aumentando el costo total de la transacción. Esta diferencia en el spread , por lo tanto, puede compensar el mayor precio y comisiones de los CFD y hacer aún más accesible su operación en comparación con los contratos de futuros.


Tamaño de la operación.


Por las razones ya expuestas, los futuros suelen requerir un capital inicial mucho más alto que los CFD para operar y, por ello, no se adaptan fácilmente a las operaciones a pequeña escala ni a corto plazo.


Por eso, si bien la negociación de futuros puede ser más barata que la de los CFD, se necesita realizar operaciones con mucho capital y a más largo plazo para obtener una rentabilidad considerable. Esto limita las posibilidades de operar con futuros a los traders de pequeño o medio tamaño.


Diversificación.


Para poder conseguir una cartera diversificada, es necesario tener la posibilidad de invertir en un amplio abanico de activos y, además, tener flexibilidad para poder variar el tamaño de la inversión en cada activo a un costo razonable.


Los CFD son ideales para conseguir este objetivo: no solo permiten elegir el tamaño de cada operación, sino que ofrecen la posibilidad de acceder a operar con una amplia variedad de activos subyacentes. La posibilidad de apalancar la inversión en una relación de hasta 400:1, por otro lado, permite a los operadores invertir con capitales más pequeños o asumir posiciones de riesgo más acordes a su estilo de inversión, con la misma probabilidad de obtener grandes ganancias.


En cambio, el caso con los contratos de futuros es distinto. No se pueden encontrar futuros sobre la gran cantidad de activos que subyacen a los CFD y, como se ha dicho, al exigirse en los contratos de futuros posiciones más grandes, operar con ellos puede ser un poco restrictivo para quienes disponen de menores capitales.


Resumiendo:


Los CFD tienen similitudes con los futuros, ya que ambos instrumentos son derivados, con los que se pueden operar activos sin la necesidad de comprarlos o venderlos. Asimismo, en este tipo de contratos se puede operar con apalancamiento, lo que supone nuevas oportunidades y riesgos para el trader . Debido a la estructura de los costes de financiación, de las comisiones y las tasas de apertura, los CFD se adaptan mejor a posiciones pequeñas y a corto plazo, mientras que los futuros son una mejor opción para posiciones de mayor tamaño y más a largo plazo. Los CFD no tienen fecha de vencimiento y suelen tener mayor liquidez que los contratos de futuros. Esto hace que los CFD sean mucho más flexibles, ya que se puede cerrar una posición en cualquier momento: tan pronto como se conozca una noticia fundamental, el inversor informado puede cerrar una posición de inmediato. Mientras que esto supone una nueva restricción para operadores menos experimentados o de menor capital. El futuro tiene una fecha determinada de vencimiento y, si bien se puede comprar o vender el contrato antes de la fecha, dependiendo del producto, puede no haber liquidez suficiente para deshacer la posición con un costo aceptable. Los CFD permiten una mayor diversificación que los futuros, brindando a los traders la posibilidad de apalancarse en cantidades mucho más pequeñas que los futuros y en activos muy diferentes, y por lo tanto asumiendo menos riesgos. Una de las principales aplicaciones de los contratos de futuros es la inversión en índices bursátiles (Ibex hoy, por ejemplo) a mediano y largo plazo.

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